Hoy en día vivimos en la era
digital, una era donde predominan ante todo los Smartphones, las Tablets, los
ordenadores portátiles y ahora vienen dando guerra los Smartwatch. Me pregunto
qué será lo siguiente? Un móvil holograma? Eso ya podría llegar a considerarse
enfermizo. Sería como levantarte todos los días y ver tu brazo lleno de llamadas perdidas o de Whatsapps y correos, poder verlos en tu piel, casi sería lo mismo que ser un propio robot. Hay que establecer una diferencia entre tecnología y ser humano, creo que eso es muy importante.
Nuestras
tecnologías nos abarcan casi todo el tiempo en un día: te levantas, miras el
Whatsapp, los correos, el Facebook, el Twitter, el Instagram así como una lista
interminable de redes sociales y aplicaciones disponibles para todo el mundo de
forma gratuita.Pero en mi humilde opinión lo más preocupante de esta faceta
digital es el periódico. Ya sé que todos estamos pensando en el periódico de
papel, pero actualmente hasta el periódico se digitaliza. La gente con un click
puede descargarse la aplicación de cualquier periódico nacional, pudiendo leer
noticias de actualidad, artículos de opinión e incluso viendo algún que otro
vídeonoticiero.
Sin embargo,
¿qué narices pensaría Benjamin Bradlee acerca de todo
esto? Cuando Benjamin era director de The Washington Post, era otro tipo de redacciones comparadas con las de ahora donde el ajetreo no es tan continuo y estamos manipulados totalmente por ordenadores y máquinas Las
noticias ya no son noticias, cualquier palurdo puede grabar algo con su móvil,
subirlo a la red, y ya será noticia. Ya no hay exclusivas, ni cafeterías
repletas de gente leyendo el periódico para informarse sobre lo que ha pasado
en el mundo, incluso en los quioscos cada vez hay menos periódicos y menos
revistas, y por supuesto, ni siquiera en las oficinas hay reparto de
periódicos. Para qué? El romanticismo de leer en papel se está perdiendo,
premian las pantallas sobre este, por lo tanto podríamos decir con certeza que
el papel es el segundo plato de todos los lectores del mundo.